Las revistas de decoración nos muestran cuartos de baño de ensueño. Marcan las tendencias en colores, revestimientos y azulejos, muebles de baño… y también en sanitarios. Sólo hay que echar un simple vistazo a las páginas de estas publicaciones para darse cuenta de que los sanitarios suspendidos están de moda. Son la tendencia en las revistas de decoración, los elementos que han experimentado una mayor evolución.
Pero, ¿por qué están de moda los sanitarios suspendidos? Puede que el punto clave sea la ligereza visual que aportan al cuarto de baño. La tendencia en construcción ha sido de casas y pisos cada vez más pequeños; con lo cual el cuarto de baño también ha visto reducido su espacio. Los sanitarios suspendidos son una solución, ya que no son tan voluminosos como los sanitarios carenados y son algo más compactos. Esto permite destinar parte del espacio del cuarto de baño a otros elementos como estanterías, muebles auxiliares…
Livianos y fáciles de limpiar
Los sanitarios suspendidos se caracterizan por tener la cisterna oculta; lo cual refuerza esa sensación de que son elementos livianos, que parecen flotar en el aire. Al prescindir del apoyo en el suelo, los inodoros y bidets suspendidos juegan con proporciones más estilizadas, alejadas de los armatostes de los inodoros tradicionales. Sin la cisterna presente, este tipo de sanitarios pasan casi desapercibidos.
Y la ventaja más práctica: son más fáciles de limpiar. Permiten limpiar por debajo, evitando así los molestos huecos y rincones inaccesibles de los inodoros clásicos. La limitación de la cisterna queda resuelta y eso permite también diseños más atrevidos y vanguardistas. Formas redondeadas y suaves o piezas rectilíneas y angulosas que hace que parezcan cajas. Sea cual sea el estilo de tu cuarto de baño, los sanitarios suspendidos son la tendencia que aporta un toque de modernidad y personalidad.
Livianos, ligeros y elegantes. Los sanitarios suspendidos están de moda y todo parece indicar que van a seguir en el top ten de tendencias durante mucho tiempo.
Fuente: Joan Desmai / gamma.es