Las cortinas de baño son la apuesta económica para evitar que salga agua mientras nos duchamos. Siempre y cuando lo hagamos dentro de una bañera. En el caso de un plato de ducha debemos buscar una solución más adecuada y ahí es donde aparece la mampara.
Si tradicionalmente las viviendas tenían una bañera, hoy en día, se prefiere la ducha. De hecho, muchas personas, realizan una pequeña obra de reacondicionamiento para cambiar la bañera por el plato de ducha. Ante este cambio de preferencias, el mercado de las mamparas se ha abaratado y hoy podemos elegir una por un precio más económico que hace unos años. Y es que una mampara facilita la ducha y evita las salpicaduras que son motivo de accidentes al salir de la ducha.
Cuando pensamos en una ducha, lo primero es hacedlo en conjunto. Es decir, considerar todos los elementos: suelo de la ducha, paredes que la rodean, grifería y mampara. Pero también debemos pensar en el espacio donde se inserta la ducha, es decir, el propio cuarto de baño.
En cuanto a las mamparas hay que señalar que hay dos materiales básicos: el cristal y el acrílico. También si queremos una mampara estanca, es decir cerrada por todos lados o semi abierta. Las mamparas cerradas las hay con diferentes sistemas de apertura: angular, corredera y plegable o batiente. También hay que considerar la estructura de la mampara, ya que las hay con perfilería de distintos materiales y de distintos tipos, o, sin perfilería. Por último, hay acabados diferentes tanto para cristal como para las acrílicas.
También se ha progresado mucho en la mejora del comportamiento de los materiales ante la humedad y los productos químicos con los que tienen contacto diario. Así, cada vez es más habitual el uso de perfilerías con un mejor comportamiento anti-humedad, o vidrios con tratamientos anti-cal o autolimpiables.
Valorar las necesidades particulares
Para acertar con la mampara que elijamos, debemos pensar en qué necesitamos. Es importante, valorar la frecuencia de uso y, sobre todo, quien la va a utilizar. También es aconsejable pensar en a largo plazo, ya que no todos los días reformamos un baño. Hay que valorar que es importante para nosotros: la seguridad, la facilidad de limpieza, la estética, la estanqueidad, la comodidad. Para valorarlo podemos hacer una lista y darle una puntuación a cada variable.
El propio baño nos limitará en muchas posibilidades. Saber con cuanto espacio contamos y como es más fácil aprovecharlo es básico.
Si andamos con un presupuesto ajustado, es mejor basarse en medidas o soluciones estándar. Así como pensar en la forma de la ducha, ya que eso condicionará la mampara. El acceso es un aspecto que hay que tener en cuenta. El acceso condicionará el tipo de entrada.
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